El documento, difundido este domingo, tiene seis párrafos y luego detalla las medidas acordadas. De arranque, describe una "economía en inocultable crisis, con una brutal recesión" y asegura que "por más que la especulación y el endeudamiento del Estado produzcan fabulosas rentas, por más que aún el sistema bancario mantenga la solidez que alcanzó antes de que sobreviniera este gobierno, la actividad financiera no está a salvo".

Ocurre que la convocatoria de Palazzo se da en un escenario que podría parecer contradictorio. No sólo los bancos vienen siendo grandes ganadores con este modelo -también lo fueron con el kirchnerista-, sino que eso le posibilitó al gremio que conduce ser uno de los que mejor pudo negociar paritarias este año, en un contexto inflacionario.

El comunicado enumera los presuntos perjuicios que estaría sufriendo el sector: "La imposición a los bancos de integrar sus encajes con letras del Banco Central, LELIQ, a sólo 7 días supone un riesgo cierto para eventuales demandas de los depositantes, la despatrimonialización del Banco Central y una fenomenal emisión monetaria en el cortísimo plazo". También alerta por una "multitudinaria exacción de capital al Banco de la Nación que se determinó en el presupuesto de 2018 en beneficio del Tesoro".

En cuanto al plan de lucha, además del paro y la movilización -a las 11, en Bartolomé Mitre y 25 de mayo-, "faculta a las seccionales de todo el país a adoptar medidas concurrentes con las mencionadas"  y "reclama al Poder Ejecutivo y al Congreso de la Nación un presupuesto orientado a la reactivación de la economía nacional, la garantía del trabajo y vida digna para todos los argentinos, responsabilidad tributaria de los que más tienen, el fortalecimiento del Banco Nación y la Banca Pública en función de los citados objetivos".