El bloque Mercosur —Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay— firmó un Tratado de Libre Comercio con la Asociación Europea de Libre Comercio (EFTA), integrada por Islandia, Liechtenstein, Noruega y Suiza. El tratado establece un área de libre comercio que abarcará casi 300 millones de personas y un Producto Interno Bruto conjunto superior a US$ 4,3 billones. El acuerdo incluye bienes, servicios, inversiones, propiedad intelectual, compras públicas y normas sanitarias y técnicas. 

Para Argentina, las exportaciones a EFTA ya habían marcado récord en 2024. Productos como el oro, vinos, frutas, miel y carnes formaban parte de los bienes que mostraron mejor rendimiento en ese mercado. Con el tratado, se espera que más del 97 % de las exportaciones argentinas sean beneficiadas por menores barreras arancelarias o cuotas preferenciales. 

Sin embargo, el tipo de apertura gradual previsto para los bienes importados europeos exige que la industria local refuerce su competitividad. Se deberán cumplir requisitos sanitarios, trazabilidad, estándares fitosanitarios, mayor calidad en logística, mejoras aduaneras y preparación para competencia internacional más dura. De lo contrario, algunos sectores podrían verse afectados por la competencia importada. 

También se vislumbra un impacto importante en la logística: ampliar puertos, mejorar transporte terrestre, optimizar almacenaje y agilizar trámites aduaneros. Además, es probable que el acuerdo atraiga nuevas inversiones extranjeras, especialmente de los países nórdicos, que tienen alto poder adquisitivo, exigencia medioambiental y tecnológicos. Será clave que el país ajuste su infraestructura para absorber este crecimiento sin cuellos de botella.