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InfoPasillo » EL PAÍS » 26 jul 2023

POLICIALES

Río Negro: cuatro policías fueron condenados a prisión por la muerte de un oficial ingresante

Alejandro Gattoni, Alfredo Nahuelcheo, Maximiliano Vitali y Marcelo Contreras fueron declarados culpables por el crimen de Gabriel Madagaray ocurrido en 2021


Cuatro efectivos de la Policía de Río Negro fueron condenados a prisión por el crimen del oficial Gabriel Mandagaray, quien en 2021 murió ahogado cuando realizaba el curso de ingreso al Cuerpo de Operaciones Especiales y Rescate (COER) de la provincia.

Tres instructores y un coordinador de la fuerza habían sido declarados culpables por un jurado popular el pasado 12 de mayo y este martes recibieron el monto de las penas que deberán cumplir tras ser condenados por los delitos de homicidio culposo y abuso de autoridad, mientras que uno de ellos, además, por lesiones leves que tuvo como víctima a otro de los ingresantes.

La condena fue dictada por un tribunal oral de la ciudad de Viedma tras cinco jornadas ante un jurado popular más otras tres jornadas de cesura. Alejandro Gattoni, quien era el coordinador del grupo de instructores en el curso, recibió una pena de 4 años y 10 meses de prisión; para Alfredo Nahuelcheo, que estaba a cargo del equipo que integraba la víctima, 4 años y seis meses; para el instructor Maximiliano Vitali Méndez y para Marcelo Contreras 4 años y tres meses de cárcel. Este último además fue declarado culpable por los jueces Carlos Reussi, Marcelo Álvarez e Ignacio Gandolfi por las lesiones leves hacia otro oficial cursante.

Además de la pena de cumplimiento efectivo, todos ellos recibieron inhabilitaciones para desempeñar funciones policiales.

El hecho ocurrió en abril de 2021 cerca de la playa de Bahía Creek, al sudoeste de Viedma, cuando diferentes oficiales concursaban para ingresar al COER. Gattoni, Nahuelcheo, Vitali Méndez y Contreras estaban a cargo de los ingresantes, entre los que se encontraba Madagaray.

De acuerdo con la acusación del Ministerio Público Fiscal (MPF) se produjeron tres hechos, el primero de ellos, previo a la muerte de oficial, entre el 12 y el 15 de abril, cuando la víctima y otros aspirantes fueron llevados a “una estancia cercana a Bahía Creek, en horario nocturno, mojados y con baja temperatura”; y allí los sometieron a “conductas denigrantes” en un marco de “excesivo desgaste físico y escasa alimentación e hidratación”.

El segundo hecho fue el “homicidio culposo” de Mandagaray, el cual ocurrió cuando “lo hicieron ingresar al mar junto a dos compañeros vestidos completamente con el uniforme, cargando un tronco” y “a sabiendas de que no sabía nadar, sin condiciones de seguridad” ni “haber estado debidamente alimentados y descansados”.

“Cuando quisieron salir, la fuerza de la corriente marina produjo movimientos bruscos de los agentes y ello provocó el golpe de la cabeza del joven con el tronco que le causó la muerte por asfixia por sumersión”, había precisado el MPF.

Mientras que el tercer hecho es el que se le imputó sólo a uno de los tres instructores y se trata de las “lesiones leves” a otro aspirante, quien fue agredido “con patadas”, lo que le provocó “la quebradura de la última vértebra del coxis” y lo “obligó a abandonar el curso”.

En sus fundamentos, este martes los jueces consideraron que “los testigos han reconstruido (durante el debate) la forma en que se desarrolló el ejercicio en la playa y el ingreso al mar, ambos precedentes del luctuoso desenlace”. “Reprodujeron lo ocurrido antes, durante y después. Han ubicado en el lugar a los instructores. Incluso pudieron dar precisiones del lugar en que se encontraba Gattoni”, señalaron durante el juicio.

“Tras analizar la totalidad de la prueba, incluyendo las declaraciones de testigos y peritos, concluimos que los cuatro imputados han quebrantado el rol que les cabía en la situación, generando con ello un riesgo no permitido y ese riesgo se concretó en el resultado muerte”, remarcaron.

Para probar el abuso de autoridad, se tuvo en cuenta que alguno de los acusados “realizaban disparos a pocos centímetros de los cursantes durante los ejercicios, que los sometieron a meterse al mar desnudos durante la noche, que orinaban sobre los cursantes”. También fueron obligados a soportar prácticas humillantes como “orinarlos, colocarse máscaras de excremento de animal sobre sus rostros y hacerlos ingresar al mar a altas horas de la madrugada sin ninguna medida de seguridad”.

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