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EL NEGOCIO DE LOS ATAÚDES "FUNERARIAS ESTAFADORAS Y MUERTOS SIN IDENTIFICAR" - InfoPasillo
sábado 10 de mayo de 2025 - Edición Nº-3130
InfoPasillo » EL PAÍS » 4 jul 2017

EL NEGOCIO DE LOS ATAÚDES "FUNERARIAS ESTAFADORAS Y MUERTOS SIN IDENTIFICAR"

Gravísima denuncia por reventa de ataúdes


Un caso denunciado el mes pasado pondría en evidencia la maniobra de una reconocida funeraria con personal del crematorio de Río Gallegos. Venderían el cajón a más de 40 mil pesos, pero los muertos irían sobre una chapa al cementerio. Una víctima de la presunta  estafa estaría amenazada,  “Jugaron con los restos de la persona más importante en mi vida”, dijo.

La denuncia destaparía la estafa de funerarias y el descontrol de la cremación en el cementerio capitalino, que recibe cuerpos de toda la zona sur de Santa Cruz e incluso de Tierra del Fuego. Lorena Pericich dijo respecto de las irregularidades en la necrópolis local.

Lorena es de 28 de Noviembre, hija de un ex integrante de la fuerza policial, reconocido vecino, pionero, que dedicó los últimos años de su vida a reparar motores debido a su pasión por las carreras automovilísticas.

El padre de Lorena, Carlos Pericich murió el 25 de mayo pasado, luego de una intensa lucha contra el cáncer de páncreas y su familia contrató a la funeraria de la localidad pero sólo para adquirir el cajón, ya que la ceremonia se hizo en la iglesia de 28 de Noviembre, donde le proveyeron de un servicio de café.

“En pleno velorio, un representante de la cochería llama a uno de mis hermanos a un lugar apartado en la iglesia y le dice que el cajón valía $42 mil y que como lo conocía le daba facilidad de pagarlo en dos cuotas” cuenta ella.

Como Carlos fue policía, pero además había presentado un certificado de obesidad, el ISPRO cubría de forma total el ataúd. Sin embargo, en la cochería decían no tener convenio con la institución, luego que sí y más tarde, que como entonces el cajón tuvo que ser de los grandes, debían pagar una diferencia de $15 mil.

“El cajón que compramos era el único que tenían. Sacan un papel y me piden que les firme el servicio que me habían prestado, donde constaba cafetería por $3.500 y el uso de sala velatoria” relató luego Lorena, sobre los primeros indicios de que algo no estaba bien, pero sin imaginar que sería muchísimo peor la experiencia con la funeraria.

La despedida fue con la presencia de muchos vecinos y un cortejo con todos los pilotos de carrera de la ciudad. A tal punto llegaba la pasión de Carlos por esa actividad, que su último deseo había sido que sus cenizas fueran esparcidas por el circuito de carreras de 28 de Noviembre.

Como en la zona sur de Santa Cruz, sólo Río Gallegos tiene un crematorio, Lorena -que llevaba adelante los trámites para cumplir con el destino final de su papá- solicitó a la funeraria que reservara un turno para la cremación. “Me decían que hasta octubre no iba a haber lugar, pero después me llamaron y me dijeron que como se había cancelado un turno, el 7 de junio podían hacerlo a las 9 de la mañana”.

Luego de informarle que la cremación tenía un costo de $3.500 y el traslado hasta esta capital, otros $11.000, Lorena es informada de que el primero de junio su padre sería trasladado a Río Gallegos para evitar que el temporal les hiciera perder el turno.

Se suponía, según lo firmado,  que entre el 1 y el 7 de junio el cuerpo de Carlos iba a estar en la sucursal riogalleguense que tiene esa funeraria, en una sala con temperaturas acordes. Sin embargo, cuando el día de la cremación, la familia se hizo presente, descubrieron que el cuerpo había sido cremado y que les habían robado el cajón, denunció.

“Llegamos con mis hermanos y mi madre a las 07:45 y esperamos a que entre el personal del cementerio. Pasaban los minutos y vimos que no llegaba la unidad de traslado, así que me bajé a ver qué pasaba” relató Lorena entre sollozos.

“Me preguntaron a qué fallecido buscaba, les doy su nombre y en tono de burla me dicen que no iba a llegar ningún cuerpo y buscan un sobre tirado debajo de una mesa que tenía un rótulo mal escrito y me dicen ‘acá está’”. Cuando lo miró, Lorena advirtió algo curioso, el rótulo decía que la cremación había sido a las 9:00, pero apenas eran las 8:45 de la mañana.

“Expresé mi malestar, le pregunté quién los había autorizado y ahí el encargado, sentado en un sillón me dice que lo habían hecho a las 05:00 de la madrugada para adelantar trabajo. Algo imposible porque las cenizas estaban frías”.

En medio del alboroto se acercó el jefe de patio, quien decide llamar a la nueva jefa del cementerio. “Ahí me cuentan que a mi papá lo habían traído a cremar el 2 de junio en una chapa, junto con otras dos mujeres. No tenían cajón, ni placas y que estaban encintados como ‘Velásquez Pericich’”.

Al cabo de una hora y tras llamados insistentes de Lorena, se acercó el responsable de la sucursal riogalleguense de la funeraria, quien reconoce que no habían mandado a su padre en el cajón que le habían cobrado $42 mil, “porque en el cementerio se los roban para venderlos”.

“Ahí empezaron a discutir con la gente del cementerio y saltó que la funeraria llevaba los cajones sin sellar, pegados con cinta scotch, que iban sin ninguna documentación  que  acredite que la metálica en la que estaban correspondía al cuerpo de adentro” dijo Lorena, dolida por no saber si los restos que le dieron fueron o no de su padre, ya que “no hubo ningún testigo de la cremación”.

Tras la discusión y tal como se ve en la imagen adjuta en esta nota, la jefa del cementerio local elaboró un informe sobre lo sucedido y anunció que quien había cremado el cuerpo dejaba automáticamente de ser empleado municipal.

“Me robaron el cajón, es una vergüenza lo que me hicieron, me estafaron, yo pagué, el cajón no tenía ni diez días de uso y lo reciclaron. Hoy pienso que ese cajón que me cobraron antes fue de otra persona” lamentó Lorena, que luego de radicar ese día la denuncia en la Seccional Primera, acudió al estudio de Carlos Muriete y trabó la acción penal por estafa, daño moral y amenazas.

Esto último, porque durante los días posteriores, los responsables de la funeraria no sólo le habrían pedido que acepte dinero para solucionar el problema sino que ante su negativa, la habrían amenazado.

“Nos hicieron un daño terrible en un momento de mucho dolor. Esta gente juega con un ser querido, es esperable cualquier acto. Jugaron con los restos de la persona más importante en mi vida: mi padre” manifestó la mujer, que decide hacer público su caso “para que estas cosas dejen de suceder” porque “estoy segura que la familia de las otras dos personas que llegaron junto al cuerpo de mi papá fueron a  buscar sus cenizas sin saber que estaban sin cajón, en pura metálica. Yo lo descubrí cuando estaban peleando, entonces no robaron un cajón, robaron tres” concluyó.

 

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