Quien es Mary Austin, la mujer que heredó la fortuna de Freddie Mercury
La película Bohemian Rhapsody arrojó algo de luz sobre Mary Austin la mujer que heredó la fortuna de Freddie Mercury
Mary Austin (1951) vive en una de las casas más grandes de uno de los barrios más exclusivos de Londres, rodeada por infranqueables muros que atraen cada año a admiradores de todo el mundo. Pero muy poco se sabe de ella. La exitosa Bohemian Rhapsody, la película sobre la vida de Freddie Mercury y el ascenso de Queen, arrojó algo de luz sobre ella. Pero muy poco se sabe de su presente. Y si vive allí es gracias a que Mercury le dejó casi toda su fortuna al morir, en 1991.
De Freddie Mercury sabemos mucho más. Incluso 28 años luego de su muerte, su poder de convocatoria y fascinación no han disminuido. Es más, han aumentado. De todos los discos que vendió Queen en Estados Unidos (más de 32 millones), la mitad fueron despachados tras la muerte de Mercury.
Si Austin, la mujer que el cantante consideró su "esposa", es hoy inmensamente rica se debe, en parte, gracias a ese poder de fascinación que no cesa y que se traduce, cada año, en millones de euros en derechos de autor. Pero, ¿cómo empezó esta historia?
Según el documental Freddie Mercury: The Untold Story, Freddie y el guitarrista Brian May acudían a menudo durante los setenta a la boutique londinense Biba, que había sido el epicentro del Swinging London en los sesenta, para observar a sus empleadas (Anna Wintour, hoy directora de Vogue en Estados Unidos y la mujer más poderosa del mundo de la moda, trabajó allí en su juventud). Una de ellas era Mary, a la que Freddie iba a ver a menudo a la tienda antes de que comenzaran a salir.
Como pareja, Freddie y Mary vivieron juntos durante seis años. Nunca se casaron. Mercury le reveló a Austin que era gay en 1976, aunque Mary declaró que lo sospechaba desde hacía dos años. Cuando Mercury abandonó el departamento que compartían en West Kensington, Londres, ya convertido en un cantante de fama global y millonario, le compró a Austin una casa cerca y le dio empleo como su asistente personal, tal como se ve en Bohemian Rhapsody. Él se mudó a una casa en Stafford Terrace, en la que vivió antes de mudarse al que sería su último hogar, Garden Lodge. Estaba cerca de la casa de Mary y hasta podía verla desde allí.
Mercury empezó a tener relaciones con hombres más a menudo. Como la ocasional que mantuvo con el DJ Kenny Everett o su noviazgo con Jim Hutton, con quien estuvo desde 1985 hasta su muerte. Pero a Mary se referiría siempre como "mi esposa". "Para mí fue un matrimonio. Creemos el uno en el otro. Todos mis amantes me han preguntado por qué no podrían reemplazar a Mary. Es porque es sencillamente imposible", declaró el cantante en una oportunidad.
Mary también rehizo su vida amorosa: tuvo dos hijos con un empresario llamado Piers Cameron. Del primero de ellos, Richard, Freddie fue el padrino. Después llegaría otro, Jamie, nacido ya tras la muerte del cantante. Pero la vida de Mary y sus dos hijos (de Piers se acabaría separando) cambió radicalmente el 24 de noviembre de 1991. Ese día murió Freddie Mercury. En su testamento, que se haría público en mayo de 1992, se supo que dejaba a Mary su mansión de Garden Lodge, valorada en 22,5 millones de euros de la época, y la mitad de su fortuna (y futuras ganancias por derechos de autor), inicialmente valorada en más de nueve millones de euros. Pero hay que tener en cuenta que los miembros vivos de Queen siguen haciendo exitosas giras y productos como el musical We Will Rock You que generan buenos dividendos. Solo en 2014 se calcula que los ingresos por derechos de autor de la banda superaron los 54 millones de euros.
Para su pareja, Jim Hutton, Freddie dejó 560.000 euros. Lo mismo para su asistente personal, Peter Freestone, y para su cocinero, Joe Fanelli. A su hermana, el 25% restante de su patrimonio. A sus padres, hoy ya fallecidos, el otro 25. Mary Austin sigue viviendo en Garden Lodge, la casa donde residió sus últimos años Mercury. Se trata de un lugar de peregrinación para miles de admiradores.
En los noventa, los muros que rodeaban su casa se convirtieron en el mayor santuario del rock, siempre lleno de cartas, mensajes y dedicatorias (que, con gran polémica, Mary Austin retiró el año pasado debido a la presión de los vecinos de este exclusivo barrio).
Se trata de una mansión de estilo georgiano de veintiocho habitaciones con un gran jardín. Fue la propia Mary la que la eligió para Freddie. Pero lo que sería un sueño para cualquier mortal fue para Mary, según declaró en una entrevista en el año 2000, la peor etapa de su vida. "Los meses posteriores a la muerte de Freddie fueron los más solitarios y difíciles de mi vida. Tuve muchos problemas para aceptar que se había ido y todo lo que me había dejado". Hacerse repentinamente rica y lidiar con una mansión y todo su personal no fue su único problema: como era de esperar, otros familiares y amigos de Freddie no entendieron que ella se llevase tanto. Su madre, Jer Bulsara, que murió en 2016, concedió en 2012 -con noventa años- una tierna entrevista para el Daily Telegraph que indicaba que, al menos por su parte, no había ningún tipo de rencor por la decisión de su hijo. "Mary era adorable y solía venir a comer a nuestra casa", contó a la periodista Angela Levin. "Me hubiera encantado que se casasen y tuviesen una vida normal, con hijos. Pero incluso cuando rompieron, yo sabía que seguía queriendo a mi chico y fueron amigos hasta el final. No la he vuelto a ver desde que él murió", añadió. La siguiente pregunta del periodista fue obvia: "¿Le pareció bien a la señora Bulsara que le dejase a Mary la mayoría de su herencia millonaria?" Y ella contestó: "¿Por qué no? Ella era como su familia y todavía lo es".
Mary tiene hoy 68 años y uno de los secretos mejor guardados del rock: el lugar donde esparció las cenizas del cantante de Queen. Las teorías son varias: que están en el jardín japonés de su mansión de Londres, que las esparció por un lago suizo donde Freddie iba en ocasiones en busca de paz, que regresaron a su Zanzíbar natal. Pero Mary guarda un silencio tan férreo como los muros que rodean la mansión que heredó de la gran estrella de rock.