Mientras Bullrich le dice al Reino Unido  que Argentina "está preparada para garantizar  la seguridad durante la Cumbre de Líderes del G20, ante posibles atentados,  ayer en la ciudad de La Plata Provincia de Buenos Aires un colegio recibió su 84 amenaza de bomba.

Los chicos que acuden a esa institución educativa a esta altura se llevan elementos como “pelotas, muñecas, paletas, etc” para pasar el rato, tanto en la rambla de calle 51, como la alguna plaza cercana donde aguardan casi a diario, que el escuadrón de explosivos de la policía  recorra todo el colegio en busca de algún tipo de explosivo.

Aunque la policía Provincial parece hacer su mejor esfuerzo,  y algunos detenidos hay por estas cuestiones, lo cierto es que las amenazas nunca se detuvieron, y a comienzos de esta semana ya van por la número 84.

 Infopasillo.com : ahora... imaginemos juntos un escenario ficticio -Qué hubiera pasado si en la amenaza número cuatro explotaba realmente una bomba?, habría sido posible que 80 bombas mas exploten?  Tan solo con pensarlo se nos vienen a la cabeza una cantidad enorme de interrogantes e imágenes casi imposible de procesar.

- Cómo se vería una ciudad con más de dos atentados semanales y llegando casi a un total de 84 ?

- Que existan las amenazas solo a los colegios públicos, favorece de alguna manera a los colegios privados?

-Los Servicios de Inteligencia, no pueden, o no quieren dar con los verdaderos responsables?

-Los grandes medios nacionales no tienen conocimiento de esto, o solo prefieren no difundirlo?

-Si alguien le hiciera 84 amenazas al presidente… no lo encontrarían?

Esas y tantas preguntas más nos hacemos, pero lo cierto es que esto no se detiene y a diario los jóvenes estudiantes de colegios como el Normal 1 de la ciudad de La Plata siguen perdiendo horas de clases, sumado la perturbación de niños con capacidades diferentes  que concurren a esa institución, su traslado y movilidad, cuerpo docente y directivo teniendo que lidiar con la responsabilidad de tener y contener a sus alumnos en un espacio público fuera de la institución con las responsabilidades que eso conlleva, padres teniendo que dejar sus trabajos para recoger a sus hijos del colegio ante las amenazas, directivos acusados por desacato de parte d la justicia por querer cumplir un protocolo y resguardar la integridad física de los alumnos, y parece a pocos funcionarios importarles estas situaciones .

Mientras tanto ante este panorama desolador, el silencio del Ministerio de Educaciòn es preocupante, y genera incertidumbre.